Peli de Tarde: Historia de un hackeo (Fucked by a hacker)

En la madrugada del sábado 1 al domingo 2 de abril, mi cuenta de Twitter, la archiconocida y aclamada @PeliDeTarde, fue hackeada desde algún punto de Los Ángeles. Conozco la ubicación porque así me lo indicaba un correo automatizado que me remitió Twitter Support al detectar una actividad irregular en la cuenta, única noticia que tengo de ellos desde entonces, a pesar de la infinidad de reclamaciones que les he enviado.

No entiendo cómo pudo producirse este hackeo, porque no pinché en ningún enlace sospechoso, ni revelé mis contraseñas a nadie, ni acepté la herencia que un príncipe nigeriano me ofreció amablemente por correo electrónico. Pero, como parece que no hay nadie al volante en Twitter, opté por hacer lo que haría cualquier protagonista de peli de sobremesa cuando no le hace caso la policía: investigar por mi cuenta.

Así me imagino al príncipe nigeriano que me quiere dejar su herencia vía mail.

Siguiendo la lógica del cine de tarde de Antena 3, comencé la investigación preguntándole a mi madre, la Sra. de Tarde, si al nacer tuve algún hermano gemelo del que me separaron y si este fue adoptado por una familia de Los Ángeles. Me dijo que no, que nunca me hubiese ocultado algo así. Pero su negativa sonó algo evasiva, no muy fiable. Yo en ese momento estaba convencido de que el único motivo plausible que explicase el hackeo, era que mi gemelo psicópata, tras años alejados, me hubiese encontrado y estuviese tratando de suplantar mi identidad, acabar conmigo y apropiarse de mi enorme popularidad en las redes. Sin embargo, tras consultar los registros del hospital (colándome con una linterna en su siniestro almacén subterráneo), descubrí que no había ningún hermano perdido.

«¿Acaso de pequeño me cuidó una niñera obsesionada con raptarme y convertirse en mi madre?», pensé, ya que es una conducta que asumo como normal a base de verla en el cine-siesta. Se lo pregunté a mi padre, el Sr. de Tarde (porque a estas alturas ya no me fiaba de mi madre), pero me negó que algo así hubiese ocurrido. Tampoco me convenció del todo su respuesta. Parecía lógico que aquella niñera decidiera robarme la cuenta para luego devolvérmela y ganarse así mi cariño, para que la escogiera a ella como nueva madre.

La dramática historia del hackeo de la popular cuenta de twitter @PeliDeTarde
Mi niñera.

Pronto descarté esa opción porque, a las pocas horas, el hacker modificó el nombre de usuario (motivo por el cual pude recuperarlo) y se dio a conocer como @0TCBitcoin, un cryptobró que no para de compartir inútiles gráficas sin interés. ¿Quién si no podría robar de forma tan miserable una cuenta? Automáticamente, me lo imaginé fumando en shisha en sótano de casa de sus abuelos, con los que vive, rodeado de cajas de pizza podrida y con estanterías llenas de funkos de Donald Trump. Un escalofrío de rabia recorrió mi cuerpo.

Los peores sentimientos florecieron en mi interior: deseé que el cryptobró fuese devorado por una Pirañaconda, atacado por cientos de Lavalántulas, aplastado por un Crocosaurio, triturado por los dientes de un Megatiburón, que su casa fuese arrasada por un Sharknado y su coche desguazado por varios Castores Zombis.

Luego, tras una larga siesta, conseguí calmarme. A pesar de ser ateo, consideré que dichas cavilaciones no eran propias de la Semana Santa, que Ben-Hur, con todo lo que sufrió en vida, se mantuvo juicioso e indulgente, y decidí seguir su ejemplo.

Ben-Hur, ejercitando su autocontrol.

Entonces, recurrí de nuevo al cine de sobremesa, esta vez al de La1, más amable y alemán (en el buen sentido de la palabra). ¿Cómo procedería el dueño de un humilde aserradero familiar cuando el típico empresario sin escrúpulos quiere desahuciarlo para construir en el terreno un enorme centro comercial? Pues apelando a la buena voluntad y compañerismo de sus vecinos para organizar una colecta navideña que lo ayudase a mantener el negocio, tan próspero para su pequeño pueblo. Y así hice. Ante la imposibilidad de hornear ciber galletas y cupcakes para todos mis antiguos followers, lancé un grito de socorro en forma de tweet, que fue atendido por @Pedro_Torrijos, @andres_trasado y otros miles de tuiter@s (que no enumero porque la lista sería intyerminable y seguro que me dejaría injustamente fuera a alguien), que no dudaron en ayudarme a difundir mi tragedia y denunciar al hacker. Mi agradecimiento es infinito.

Ante el silencio cómplice de Twitter, cuyo dueño se siente más cómodo rodeado de cryptobrós que de «gente de bien» (parafraseando a Feijóo por primera y última vez en mi vida), la solidaridad colectiva de sus usuarios se impondrá! Mientras, a mí solo que queda desear que esta historia se convierta en un film de sobremesa y que mi personaje sea interpretado por Eric Roberts o Nicolas Cage.

Peli de Tarde: Historia de un hackeo (Fucked by a hacker), sábado a las 16h en Antena 3.

EDITADO: La cuenta fue felizmente recuperada, como cabía esperar de una peli de sobremesa.

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